martes, 27 de marzo de 2012

Recuerdos, capitulo 20.



Pasamos toda la tarde juntos,dimos una vuelta, nos tomamos un helado, y hablamos de un montón de cosas.
Me dijo que iba a volver a venir a verme como fuera, y que no quería que esto se quedara sólo en una tarde.
Hacía tiempo que no estaba así. Esa sonrisa de tonta, esas ganas de que aquello no se acabara, de que no volviera a su casa.. 
Pero se hizo tarde, y tenía que volver, porque le quedaban aun más de dos horas de viaje.
Lo acompañé hacia la estación, y pasamos por un puente donde habían candados con nombres de parejas. 
Miramos unos cuantos, y le enseñé uno que había puesto una amiga mía, justo en medio del puente. Le dije que era un detalle muy bonito, y me miró, y me dijo:
-Un día pondremos tú y yo uno que ponga "crucero 2011", para que esto no se nos olvide nunca.
Le miré, y con esa sonrisa de tonta, le di otro beso. 
Nos despedimos, y se fue hacia la estación. 
Mientras volvía  a mi casa, no paraba de repetirme como podía haber tenido tanta suerte. 
Lo había conocido en medio del mar, y daba la casualidad de que aunque fuera de fuera, vivía "cerca" mío, y tenía las mismas o incluso más ganas de intentar esto como yo. Todo era increíble, y me estaba pasando a mí.
Podría haber sido de lejos, o no haber tenido las mismas intenciones que yo. Pero no.
Y por cosas como esta, que no le pasan a cualquiera, empecé a creer en el destino. 
Ese que hace que si dos personas han de conocerse, da igual donde esté cada una de ellas, se encontrarán, en las circunstancias que sean.

Aunque me hubiera gustado que aquella tarde estuviera plenamente dedicada a él, había otra persona a la que no me sacaba de la cabeza: Miguel.
Yo le había enviado un mensaje diciéndole que sentía mucho que todo hubiera sido así, pero que no tenía la culpa, y que no podía cambiar las cosas.. Y cuando llegué a casa, vi que me había contestado, y aquel mensaje, aunque sé que el no quería,me hizo sentir muy mal. 
Me decía que respetaba todo lo que le dijese, que era una chica súper especial, y después de decirme que siempre sería mi amigo, acabó con un "te quiero", y un "siempre serás mi niña".

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Diego me prometió que vendría por lo menos una vez a la semana a verme, y yo, intentaría ir algún día, pero era más difícil, porque yo estaba estudiando y en poco tiempo empezaría los exámenes finales.

Cada día que pasaba, que hablaba con él, que lo veía, estaba más a gusto. 
Con él..me sentía diferente que con otros chicos. Era yo misma, sin vergüenza a hacer lo que me apeteciera hacer, ni a decirle lo que pensaba, y eso me encantaba. 

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