Miguel era un chico que conocí hacía medio año, por casualidad, en un cumpleaños. Desde ese mismo día él empezó a interesarse por mí, pero yo lo veía como un simple amigo.
Y en cosa de unos días, la visión que tenía de él empezó a cambiar, empecé a verle como algo más, y necesitaba decírselo.
Quedamos una tarde para ir a estudiar a la biblioteca, y allí hicimos mil cosas,menos estudiar,claro!
Hablamos de cosas pasadas, de cosas futuras, bromeamos un rato, y nos reímos durante toda la tarde.
Ya se hacía tarde y yo tenía que irme, y el quiso acompañarme a casa.
En la puerta, nos quedamos callados. La situación se hizo un poco incómoda, y decidí despedirme dándole dos besos, y después, él me abrazó, se quedó mirándome y me dijo,
-puedo?
-el que?
-hacer lo que llevo queriendo hacer desde el día en que te conocí.
Me quedé callada, y el, levántandome por el aire, me dio el beso más largo que me habían dado nunca.
Desde ese mismo día empezamos a contar. 24 de marzo, esa sería nuestra fecha.
Venía a recogerme al instituto, solo para acompañarme a casa; nos veíamos casi todos los días, y todo era perfecto.
Día a día me iba ilusionando más, y estaba segura de que por su parte no iba a haber ningún problema, y eso me encantaba.
Hoy hacíamos un mes juntos.
Me moría de ganas de verlo, de estar con él, de decirle que estaba empezando a sentir algo más que un simple "me gustas", pero no podía, porque mi familia y yo nos íbamos de crucero al día siguiente, y tuve que ir a Barcelona a pasar la noche..
Quería irme, pero no ahora. Lo único que tenía en la cabeza era lo pesado que iba a ser el viaje sin verlo durante una semana, sin ni siquiera medios para poder hablar con él, ya que en mitad del mar, la conexión..era un poco imposible.
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