Fuimos a su casa los dos, y él no paraba de preguntarme como
me lo había pasado, si había conocido gente.. y a mí me daban ganas de
contárselo todo, de decirle que había conocido a un chico increíble que no me
quitaba de la cabeza, pero no podía decirle nada de eso, porque él no se lo
merecía.
Me limité a contarle que habíamos conocido a dos chicos que
nos habían caído muy bien y que el viaje había sido inolvidable.
Aunque la palabra inolvidable, se quedaba corta.
Cuando Miguel empezó a besarme y a decirme lo mucho que le
encantaba, se me cayó el mundo encima. No me sentía a gusto escuchando todas
esas cosas.. me encontraba en una situación súper incómoda, y no sabía como
salir de ella.
A la media hora de estar allí, no podía más. Tenía la imagen
de Diego en la cabeza, y ahora sí estaba segura de que era con él con quién
quería estar. Y no con Miguel.
Me levanté casi de golpe y le dije que se me había olvidado
que había quedado con una amiga, y que me tenía que ir.
Él quiso acompañarme, y cuando llegamos, me dio un beso y no
se lo pude contestar como él hubiera querido. Fue un beso sin ganas,
prácticamente sin sentimiento.
Cuando me quedé con mi amiga, se lo expliqué todo.
Le dije que me había dado cuenta de que prácticamente todo
lo que sentía por Miguel antes del crucero, había desaparecido. Y que al que
realmente necesitaba a mi lado, era a Diego.
Esa noche, me conecté al tuenti y Diego me habló enseguida.
Me preguntó como había quedado con Miguel, y se lo conté.
Pero sin decirle la parte de que con el que realmente quería estar, era con él.
Porque tampoco sabía lo que había signficado para él esos 5 días, y no quería
hacerme falsas ilusiones.
-Y que vas a hacer entonces?
-No lo sé. Hablaré con Miguel, porque así no puedo seguir
con él..
-Yo.. no sé como decirte esto Claudia.. pero te echo de
menos. No como puedo echar de menos a tu hermana, por ejemplo. Tenía miedo de
que me pasara esto, pero no he podido controlarlo. Me estás empezando a gustar
de verdad Claudia.. y no sé que hacer.
Esas palabras me sacaron la misma sonrisa con la que me
levantaba cada día en el crucero. Sólo el hecho de saber que para Diego no
había sido un simple rollo de unos días, y que significaba algo más, hizo que
por un momento me olvidara completamente de Miguel. Sólo quería estar con él,
volver a oír cada una de sus bromas, ver cada sonrisa que me dedicaba cada día
en el viaje, poder abrazarle, besarle. Sólo a él.
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